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1 Recordando a San Andrés Huberto

Misas de media noche
¡Tiempo de nuevas catacumbas! El Pastor es valiente.
Sus feligreses también, que arriesgan de nuevo su vida para esconderle o que
van en plena noche a los encuentros de oración después del duro trabajo del
campo.
Afrontando el frío y las intemperies, los malos caminos, tienen que andar
descalzos con los zuecos en la mano, para no atraer la atención con el ruido de
sus pasos sobre las piedras.
Andrés-Huberto celebra clandestinamente la Eucaristía unas veces en un lugar,
otras en otro, por prudencia.
“He dicho en mi vida, tantas Misas de media noche..
Y en estas reuniones, ¡qué fervor!
A Andrés-Huberto le gustaba cantar y hacer cantar.
Toda su vida, Dios ha cantado en su corazón.
Todos los márgenes de su breviario, el que usaba durante la Revolución, están
llenos de esquemas de sermones, de notas, de actas de Bautismo y de
matrimonio, de cánticos del Padre de Montfort, del que sería discípulo, un siglo
después de él.
“El canto tal como está escrito abre el corazón al Espíritu Santo,
Dios desciende a un corazón que canta y le da gracia en abundancia”.
(S. Luis María Grígnon de Monfort)

Jesús dijo que tuviéramos valor y San Andrés Huberto lo tuvo con sus misas clandestinas y tantas otras situaciones en las que arriesgó su vida por compartir el Evangelio.