Jesús comenzó a proclamar:
«Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca»
(Mt 4, 17)

Jesús comenzó a proclamar:
«Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca»
(Mt 4, 17)
«Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias.»
(Mt 3,11)
«¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador».
(Lc 18,13)
Jesús nos enseña y nos cura. Dejamos que su Palabra y su Eucaristía nos sitúen en un gran espíritu de fe, de humildad, de sencillez, de dependencia, de pobreza, de renuncia en todo, para que por medio de nosotras, y más por nuestra vida que por nuestras palabras, continúe instruyendo y curando a los pequeños y a los pobres.
(E.V.4)
El Cristo de la comunión debe ser el Cristo existencial, histórico, hecho de personas, de situaciones, de pecado. De otro modo, la comunión sacramental NO tiene sentido. Acoger a Cristo, acoger a los otros, Eucaristía, Palabra.
(Beata María Laura)
«Tú, Jesús me sirves siempre en la Eucaristía, en la confesión, en la Palabra.»
(Beata María Laura)
«La Palabra de hoy me ha revelado que Dios en Jesús, condiciona su perdón: a nuestra humilde súplica, a nuestro gozoso agradecimiento, a nuestro consecuente testimonio hecho de COMPASIÓN, TOLERANCIA, ESPERA.»
(Beata María Laura)
«Actitudes eucarísticas:… Si enseño, que pueda escucharte, darte, trasmitir tus VALORES, tu Palabra.»
(Beata María Laura)
«Mirada de amor al Padre, con Jesús (a partir de la Palabra) con la ayuda del Santo Espíritu que es mi ADN. Cada cristiano es hijo en el Hijo.»
(Beata María Laura)
La Palabra de Dios da a la comunidad un clima evangélico; la inspira y la conduce desde dentro.
(E.V. 58)