Nuestra oración alimentada por la Palabra, lo está también por la vida de los hombres de hoy.
(E.V. 14)

Nuestra oración alimentada por la Palabra, lo está también por la vida de los hombres de hoy.
(E.V. 14)
«Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden?»
(Lc 11, 13)
“Siento tu mano sobre mí. Incluso te veo en la obscuridad de la noche y del pecado, Tú me ves, Tú me llamas, Tú me invitas a hablarte, a contarte mis vicisitudes gozosas o tristes. Tú me consuelas, me perdonas, me comprendes, me animas”.
(Beata María Laura, Hija de la Cruz)